miércoles, 23 de marzo de 2011

Perdón, perdón, PERDÓN.
Te pìdo mil disculpas por haber dicho (una vez más) la palabra equivocada, por haber gritado algo que no sentía, como pasa siempre con las cosas que se gritan.
Perdoname, sol.
Perdón, perdón, PERDÓN.
Te pìdo mil disculpas por haber dicho (una vez más) la palabra equivocada, por haber gritado algo que no sentía, como pasa siempre con las cosas que se gritan.
Perdoname, sol.
Y a empezar de nuevo.
Una vez más.
Con lo ganado , sin lo perdido, con lo aprendido.
A empezar de nuevo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Luces verdes encendiéndose y tititlando en la cuna del caracol.
Una estela de grises que nunca volverá mancha la tela que quedó arrumbada en el desván. Por sobre ella, mil piececitos desnudos dejan la impronta de la pisada feliz, bailando la alegría por encima del canto amargo de la soledad.
Avenidas de rosas y jazmines iluminan el paso del pintor bohemio, que toma colores de las estrellas y las nubes y las mezcla con la savia de un roble plantado en medio de mi ciudad imaginaria.
Desde la plaza cercana, doce alelíes se sacuden al viento, y un insulto de pensamientos amarillos, rojos, azules y blancos sonríe a la aurora que ha tardado en venir.
Es primavera, y qué me importa que hoy empiece Aries y que estemos en el hemisferio sur y que debería ser otoño.
Es primavera, y por si no se diera por enterado el calendario, aquí están mis venas como testimonio: el bioquímico me hace la extracción, y ve horrorizado cómo fluye un líquido turquesa por la aguja que al fin acertó la vena. Es PRIMAVERA! , le grita mi cuerpo a la ciencia, que insiste en su escepticismo hasta que haya sumado al menos treinta repeticiones en pruebas testigo a voluntarios.

viernes, 18 de marzo de 2011

Y todo pasa. Y qué.
Una tormenta más del viejo cielo gris.
Un batallón de perros condenando a un gato
sin el permiso de los veterinarios.
Un malón de enemigos
interponiendo ascos
a los brazos de abrigo.
Y qué. Otra tertulia
entre las naves de Colón
y el astronauta añil.
Otra osadía
entre la cofradía del ayer
y la nave sin mandalas
que surca la era...
la "era"...se una vez.
Adiós. A dios. ¡Ah..Dios!
Qué solución le das
a mis ojos alerta.
a mi mirada cúbica,
a este paredón que contruiste
con alta colab0oración
en torno a mi canto.
Qué respuesta me dan
cuando aúllo a la aurora,
sino un ladrido seco
de demoras y moras.
Dónde estás, libertad.
Ya casi no me importa.
Frecuentar soledades
me obliga a andar los barrios
de miles de paisajes
y de humanos...¡de humanos!
gastándose una broma,
pegándose una piña,
tomándose las manos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Es salir de un casi infinito estado de coma.
Es ver el sol y oír el canto de los pájaros.
Es despertar a las caminatas en una tarde azul.
Es cantar, aunque sea como el avestruz.
Es reconocer que cada nota estuvo allí por una razón.
Es entonar (o desentonar, da igual) la misma melodía
de la película que vemos juntos.
Es sonreír al amanecer,
cantar a la tardecita
y agradecer al despedir al día.
Es, simplemente, VIVIR.
El papelón
que nunca quise hacer
lo repartí
por toda la Nación.
El hazmereír
que no me hacía reír
ahora divierte
hasta a mi buzón.
La combustión
que mai jo comprendí
era el tranví
que ya no llega aquí.

miércoles, 9 de marzo de 2011

¡Qué mina tan PELOTUDA, NO?

martes, 8 de marzo de 2011

Entre la bruma de mi mente, que navega en las dudosas aguas del miedo, y la claridad de mi espíritu, que me señala el mismo norte brillante de Siempre, hay impasses, rodeos, coqueteos y desgana, hay rutinas, pasaaaaaaaados, horizontes con niebla.
Pero una estrella alerta me regala manzanas , y del manzano alegre que brilla allá a lo lejos, yo solo quiero el jugo de esa, la dorada, aunque todos me griten que su interior es viejo.
No hay edad que me importe si de sueños se trata. Rezuman mis cincuenta en el filo del verbo.
Y de la nada oculta tras botellas silentes, vacías y moradas como pies sin camino, se me impone la huella que dejó un caminante que sin estar estuvo, aún sin haber sido; en mí barco, en mí vela, en mi puerto cercano y en mi jardín la hierba.
Porque quiero que sea, porque cruzo los dedos y me guiña una nube, y entre nuestros dos códigos, que se aúnan en silencio pero en las multitudes se dispersan y callan, me harté de la muralla que separa sus dedos de mi piel ya cansada de la falta de besos.
Solo espero los suyos; los demás, ni consuelo. Mi amor por la manzana dorada que refulge me ha oblfgado a ficciones sin destino ni dueño. Pero ella ha estados siempre que la llamé, manzana, y ahora solo falta mi mordisco certero.