lunes, 7 de febrero de 2011

No quisiera reinar en tu zoológico.
No quisiera ser los reyes de tu harén.
Ni burlar un aullido antroposófico
con mi ladrido cruel.
No quisiera gastarte los zapatos
procurándote una cita algo más grata,
ni alcanzarte jamás las alpargatas
para que me reemplaces por el diario.
No quisiera esconderme cuando el chorro
fuerza la puerta con su ganzúa,
mas sucede que la lluvia está que arde
cerquita, y más arriba de mis patas.
No quisiera quitarte la corbata,
ésa, que te pusiste por error.
Ni subir un día al cielo como Laika
para testimoniar a tu favor.
Son tantas, tan tupidas y felinas
las mil y una cosas que no quiero,
que caninísimamente manifiesto
que no quiero, no quiero, y que no quiero;
cuando diste la mano, maula ingrato,
te llevaste los anchos al bolsillo,
y a mí me quedan solo estos tres cuatros,
que, ni pa' truco, ni para calzoncillos.

No hay comentarios: