jueves, 5 de julio de 2012

Desde el rincón de los sueños gastados, desde el cajón de los rastros perdidos... Desde el desván de los idos minutos y desde el sur de las voces remotas, surge una canción solo para cuatro oídos; el ritmo sutil de tu mundo en el mío, la nube de juegos de miradas trenzadas. Entonces se hace la luz y a campo traviesa una sonrisa celeste da el visto bueno.

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