domingo, 6 de septiembre de 2009

de lunas lunáticas y otras timideces


Yo rodearé las caras de la luna disfrazada de sol negro. Cuando se asuste y huya, enviaré diez estrellas para que la tomen de la mano y la conduzcan, mansamente, al centro del cielo.

En cuanto la luna proteste, le mostraremos juntos una foto del sol, que la espía desde las antípodas de la bóveda celeste. La luna se pondrá colorada, y entonces, tampoco querrá salir. ¿A quién va a inspirar una luna roja?, dirá.
Ya para entonces tendremos filmaciones de poetas en una plaza, persiguiendo la cara roja de la luna.
Si todavía se niega, asentiremos, está bien, le diremos. Y la dejaremos descansar hasta mañana, porque está llegando el sol de relevo.

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