viernes, 30 de julio de 2010

poemita

Si mis oídos pudieran
traducir toda la magia
que les regala la música,
generosa, arrebatada,
probablemente serían
florcitas libando peces,
malvones comiendo amores,
retazos de niñez blanca.
Probablemente serían
lucecuitas en los ojos,
manojos de pequeñeces,
alimento de gorriones.
Tal vez fueran primaveras
embaladas, para usar
cuando un amor se nos quema,
cuando nos engulle el mar.
Y quizás fuera una pista
para salir a buscar
la magia que recordamos,
y olvidamos invocar.

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