miércoles, 23 de noviembre de 2011

Acabo de leer a Ismael Serrano, y creeme si te digo que erizan la piel sus entradas. Una prosa tan cuidada, tan rica en metáforas, tan poética...Pero, en definitiva, no sé por qué te cuento esto.
Sí, tal vez sea porque yo no podría vivir en un mundo sin palabras,  y hoy que los jóvenes Nueva Era amenazan con legarnos un mundo que será puramente de imágenes y sonido, las palabras, las benditas palabras, quedan así relegadas a un quincuagésimo plano, al que ni ellas ni yo (ni Ismael Serrano, seguramente) nos resignaremos.

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