martes, 23 de diciembre de 2008

con cariño, un poema de género


Tengo una duda,
que, a medida que pasan
los segundos,
es cada vez
menos duda,
y más certeza.
Le diré, mire, vea:
los hombres, ya,
no me vuelan...
no me vuelan la cabeza.
No, no se asuste, paisano...
Las mujeres,
mucho menos.
Para un rejunte del bueno,
creo,
hay que saber mirar...
Aunque se sea miope,
fiero,
y duro de avivar.
O en la versión femenina;
cambie usted la o por a.
Endiscué, digo, aparcero,
endiscué que se ha mirado
(aunque el mirar le demore
unos veinte o treinta años...
son problemas de dioptrías,
nada serio, nada grave;
ármese usted de paciencia,
y, ya que está, de un rebenque,
para apartar a las moscas,
que aparecen al caliente).
Endiscué de haber mirado,
decía, entonces, y sigo:
y haber descartao lo inútil,
queda la fórmula sabia
de un amigo rosarino:
si no dan bola los lindos
y tampoco los brillantes
sírvase usted decidirse...
por el que tiene delante.
Esto es, el que le da bola.
Que no hay fórmula mejor,
porque en el primer descarte
se sacaron los sobrantes...
que parecían darnos bola,
pero miraban espejos,
y pensaban en sí mismos
más que en el famoso "ojeto"
ese "ojeto"...¿de deseo?
Bueno, en fin,
sinceramente
espero haber sido útil
a tanta amiga brillante
que no encuentra quién le baile,
ni quién le cante,
y tampoico
quién le barra bien el piso
cuando no hay nadie que acuda.
Y claro, no ha de ser una,
que está pa' otros menesteres.
Es mi parecer, al menos.
Saludos a las mujeres.

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