domingo, 18 de abril de 2010

quién si no..."colresort"...

Amanece. Los pájaros del día
enredan utopías y esperanzas
en sus picos ardientes de mañana.
Me escapo por las ramas y me siento
junto a una pluma al viento que se escapa.
Me venden ilusiones las auroras.
Me matan pretensiones los ocasos.
Entre el Parnaso duro de roer
y el cadalso fiel de cada día
me quedo con la espuma y la alegría
de proseguir soñando con querer.
No hay punto, raya, coma ni virgule,
no hay hache, bache ni estación;
tampoco hay corazones en remate;
todo es caro, y cuesta, ¡y a pagarlo!
Por eso, y por más que me rebusque
en pensares complejos y a trasmano,
seguiré apostando al mismo sueño
de un señor que ha soñado tras mis ojos,
mostrándome un rincón de maravilla,
un Aleph donde no caben periferias,
una feria de risas, y una orquesta
que nos toca la misma sinfonía.
Por eso, y aunque vendan, y aunque cobren,
por eso, aunque el mercado muerda fiero,
yo me voy con el único, el primero,
el que no necesita fuegos de artificio,
ni bombos ni platillos ni plumeros,
que no quiere domarme, sino apenas
convencerme de que siga el mismo ritmo
de su canción, la primigenia,
la que acaricia mi oído a cada instante,
la que no grita nunca, que no insulta,
no castiga vigilias, ni arremete
feroz como una fiera malherida
a escarbar en el límite mi herida.
No...Noooooo...
Él susurra poemas, y mi oreja
me crece cual si fuera un continente,
y se embriaga de mieles, y se bebe
todo el sueño en el sueño más sublime.
No podría elegirlo. Si pudiera
huelga decir que no tendría otra opción.
Porque es, además, que en mi elección,
él eligió que yo lo eligiera.

No hay comentarios: