poème
La postal de guerra final
anunciaba choque de cañones.
El último entredicho, fatal.
Sólo faltaban revoluciones.
La espiral del tiempo cedió;
no había espacio para canciones.
Luego, un exabrupto se oyó.
Y se anunciaron las acciones.
Un gorrión se mezcló en la contienda.
Eran noches de bruma y de frío.
Una estrella marcaba la senda.
Y en medio de todo, el hastío.
Un misil pidiendo una tregua;
un candil ensayando la paz.
Un edil estrenando una yegua.
Un fusil que les dijo jamás.
jueves, 28 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario