jueves, 28 de febrero de 2008

poème

La postal de guerra final
anunciaba choque de cañones.
El último entredicho, fatal.
Sólo faltaban revoluciones.

La espiral del tiempo cedió;
no había espacio para canciones.
Luego, un exabrupto se oyó.
Y se anunciaron las acciones.

Un gorrión se mezcló en la contienda.
Eran noches de bruma y de frío.
Una estrella marcaba la senda.
Y en medio de todo, el hastío.

Un misil pidiendo una tregua;
un candil ensayando la paz.
Un edil estrenando una yegua.
Un fusil que les dijo jamás.

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