martes, 11 de marzo de 2008

bar de enfrente...chau!

Esta mañana de marzo la ciudad se despertó con frío.
Era curioso ver a los transeúntes desplazarse como si se tratara de un día de pleno invierno. Sin duda, no era para tanto...
Hace un rato subí a la planta alta, y desde allí escuchaba el incesante canto de las cigarras...Señal de que el verano no quiere abandonarnos todavía.
Ayer desocuparon el famoso bar de enfrente; después de tres años de entretenimiento ininterrumpido, de desayunos rigurosamente en el bar, de cortados en jarrita y medialunas saladas, más un vaso de soda grande, en mi caso, se acabó, al fin, lo que se daba.
Ya no más encuentros fugaces con algún amigo muy ocupado con el que recalábamos allí para tomar un café en cinco minutos; ya no más escapadas con mis sobrinas para disfrutar alguna comida (generalmente la misma, pollo a la crema con papas, que era lo que mejor hacían); ya no más té verde para mí a las seis de la tarde, cada vez que reabrían.
Que lo voy a extrañar, me parece indudable. Ya era amiga de los mozos, del encargado...Y vuelta, entonces, a la rutina de visitar el Café de la Esquina, a una cuadra y media, nomás, pero...qué comodidad, tener un bar frente a la casa de una!...

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