melancólica
Una luna que equivalga
a un nidito frío
es como la carrera
de la muerte pequeña
en el cauce de un río.
Proyectar soluciones
en lugar de pañales,
o ver amaneceres
donde se esconde un tigre
es balarle al destino
como oveja rebelde,
de un color que ni aun
el negro bien describe.
El otrora famoso
cauce aquel del destino
se pierde en los vaivenes
de sorpresas ausentes.
Y un himno de oraciones
que buscan sus oídos
divaga en mi cabeza
como mil casacabeles.
Pero pronto me canso:
un águila perdida
llora carroña y sangre
de alguna herida ajena.
Y las luces denuncian
nuevos aconteceres,
porque el amor que espero
no sale de la histeria.
sábado, 22 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario