miércoles, 22 de abril de 2009

pour toi

Y cuando todas las luces parecen apagarse, cuando nadie llama, cuando el silencio es una hoja filosa que me roza la cara, amenazante, cuando se cortan todos los contactos, cuando aquel hilo delgado que unía mi vida a las otras vidas, a los otros brazos, aparece cortado; cuando nada más queda, salvo este suspenso entre dos respiraciones, este grito contenido que quisiera llamar al mundo y convocarlo, pero nadie escucha, todos los teléfonos me dan ocupado...cuando todo eso pasa, cuando mi sed de gente se consume a sí misma en una agonía muda, es en esos momentos de impasse y misterio, de adiós y silencio, de nada palpable, que tu voz me inunda como una balada, navega, secreta, las aguas de mi nada; y entonces resurjo, y nada me importa; ni mi grito estéril, ni la convocatoria que no convocó a nadie, ni los miles de puertas cerradas en mi cara, ni esta prédica en el desierto que lleva dos décadas de vientos sin pausa.
Aunque me pelees, aunque me busques siempre el lado flaco y revuelvas a conciencia mi herida más frágil, aunque tu sarcasmo me destripe entera jugando a salvarme, sos y serás siempre ese puerto manso que invita a quedarse.
Aunque desparrames tu canto en el mundo; aunque seas el pájaro, y yo apenas, la rama; aunque tu caricia me cueste más cara que mi tozudez; aunque sea la loca que canta tu nombre cuando todos callan; aunque me despierte sola de tu abrazo; aunque nieve siempre en otros tejados, las tardes de marzo; aunque me abandones cotidianamente, dejándome sola, conmigo y mi rabia; aunque seas el viento que agita mi llama, te seguiré dando ríos de palabras, ungidas de besos que toquen tu cara, duende de mis siestas, mi mago secreto, arcoiris del alma.
Porque escapo y vuelvo, siempre, hasta tus pasos. Porque el derrotero que me vas marcando abarca el planeta. Porque en esta siembra no hay perdedores, ni mitos, ni monstruos, ni murallas viejas.
Porque en el deseo de un mundo más justo se hunde nuestra huella.
Y estás, aunque a veces te escondas un rato. O hasta me torees con el paño rojo, de orilla a orilla, del mar a mi asombro.
Y estás. Y estás siempre. Cuando todo falta. Cuando nadie escucha. Cuando los cartuchos que gasté tiroteando fantasmas se agolpan, inútiles, al pie de mi cama. Cuando nace el día. Cuando muere el año. Cuando las caricias son puentes secretos de un secreto orgasmo. Cuando llueven flores. Cuando alzo la vista y una nube gorda dibuja un ccorazón en la estela del avión a chorro que pasa volando. Cuando sos la magia.
Estás. Estás siempre. Bendigo tus alas.

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