lunes, 16 de noviembre de 2009

esta tarde...

Escucho a Jacques Higelin e Isabelle Adjani cantando Ya no puedo decir te amo: "si la solitude te peine/ est qu'un ami t'a oublié/ tu peut toujour compter sur moi".

Hay, en el trasfondo de mis días, por debajo de las capas de euforia o de rabia, una melancolía que lo trasciende todo, una vaga sensación de paraíso perdido que impregna cada mirada, cada silencio y cada risotada.
Hay, más allá de los acuerdos y desacuerdos, de la belicosidad y dela convergencia, un resto de sal de playa abandonada, una comisión de sonrisas no cobrada, un aletear de un pájaro remoto, un zigzag de bienvenida y despedida que lo consume todo.
Hay, por encima de la bruma y de la lluvia, más allá de la última esquina doblada, a contracara del encare postrero, un hálito que susurra y ahora qué en una lengua secreta, una lengua que hablan los duendes y las hadas, una lengua que no traspone el muro de los convencionalismos sin sentirse subversiva y estridente, elocuente y descarada, salvaje y nueva. Hay, detrás de las caras complacientes, un instinto que te llama a viva voz.

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