martes, 3 de noviembre de 2009

regalito

El escozor del trueno que no recorre orillas se muda del silencio al grito más humano, mientras teje la noche un manto de caricias para arropar al miedo que brota de las manos.
La luna tiritando ausencias consentidas se vuelve una esmeralda desteñida en la aurora, y el paso de los chicos en una caravana confunde la mañana que pasó el otro día.
Si viniera, vendría, pero no vengo nada; me quedo allá, en silencio, sin contarte mi alma. Porque vos no quisiste que te la revelara, y ella estaba desnuda, esperando tu asalto. Porque vos no quisiste que tocaran clarines anunciando la hora en que despierta el sueño, y se expande e invade todos los domicilios, y se moja y se vierte en anhelos sin dueño.
Será como una orquesta el canto de los grillos cuando te acerques solo, a mi costa de arena. Y seré la sirena que mueve lac ampana anunciando que cierra el tiempo de las ganas.

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