lunes, 9 de agosto de 2010

DESPERTAR

Despertar en el vientre la distancia
entre el sueño de tus manos y las mías;
descubrir de una vez el velo frío
que nos encandiló las madrugadas.

Soñar despiertos, sí, por vez primera,
el tacto que negaron mis cerrojos.
Reconocer al fin, a manos llenas,
el contacto, la voz, la carcajada.

Subir a la quimera, armar el canto
que desde hace tantos años nos espera.
El llanto no llorado, duermevela
para mi herida, abierta por tu espada.

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