sábado, 28 de agosto de 2010

Me encantan las cuatro nobles verdades budistas y el óctuple sendero.
La kabbalah hebrea me ayudó a despegarme de un pasado de pesadilla y a vislumbrar un futuro luminoso.
En síntesis, digo que soy cristiana, porque nací en una familia cristiana, más por tradición que por convicción (hasta que murió papá, a mis 13 años, aquí nadie iba a misa ni cosa por el estilo...solo a mí me intrigaba saber porqué se llenaban la boca con Jesús sin tener el cuenta el "todo lo que yo hago ustedes pueden hacerlo", en el catecismo..., ¿y? decía, entonces por qué nadie lo hace?).
Hasta los 23 me conformé con toda la carga de culpas y huevadas similares que uno arrastra a veces de sus padres, o de uno de ellos, y ellos arrastran a su vez de los suyos. A los 23 empecé a vivir. Y también, a morir. Pero esa es otra historia.

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