domingo, 15 de agosto de 2010

un poema escrito hace muchos inviernos

Vida larga al rey
de las mansiones renacentistas,
de los gestos nobles,
de las miradas etéreas.
Larga vida al rey
que desterró el infierno en mi cabeza,
para inculcarle esta melodía
que no cesa.
Larga vida al rey
de los castillos franceses,
que me dejó retozar en el prado real
cuando aún no eran uno
mis dos peces.
Larga vida al rey
que montó el escenario
donde transcurren nuestras tragicomedias
cada equis siglos
y a horario.

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