martes, 25 de diciembre de 2007

Navidad ¿distinta?

Hola!
Hoy es Navidad, y ayer tuve uno de mis vuelos siderales: soñé (despierta, claro), que al fin a mí, la Princesa Azul (el azul es el color de la Voluntad), vendría a buscarme el Príncipe Amarillo (el color de la Luz, che!!!!!!!!...no mezclar, por favor, con Boca Juniors, que esto no tiene NADA que ver!!!!!!!!!!!...), pero en lugar de eso, a la una y media de la tarde me subí a un triste colectivo con destino a Casilda, una ciudad a dos horas de viaje de la mía, donde viven mis sobrinas.
Me dije, con un sueño abrumador: cuando cierre los ojos, me transportaré al País de las Maravillas, donde ya nada se achicará, sino que TODO, TODO, TODO, se agrandaráaaaaaaaaaaaaaaaa...y se mejoraráaaaaaaaaaaaaa...Cuando vuelva a abrirlos, seguramente me veré a punto de bajar de un avión, en un país encantado, donde mi Príncipe Amarillo vendrá a recibirme en su carro tirado por caballos, con un sencillo ramito de violetas en su mano derecha, ramito que extenderá al verme, en señal de bienvenida...
Pero en lugar de eso, cuando volví a abrirlos me encontré con que recién empezábamos a entrar a Firmat, una ciudad a mitad de camino entre Venado y Casilda, y que el paisaje era muy telúrico, y no habíamos abandonado la pampa húmeda...
Bueno, resumiendo, para no hacerla tan larga: me la pasé cerrando los ojos cada quince minutos, de allí hasta la medianoche, pero nada original aconteció...La Nochebuena de siempre, con la gente de siempre (salvo mis sobrinas, que à Deu gràcies son siempre distintas de sí mismas), y la Navidad de siempre, con los mamados de siempre y los aburridos de siempre, yo en primer lugar.
Durante el día de hoy, que, claro, se presta a la reflexión, me he estado planteando muy seriamente la necesidad de cambiar el calibre de mi varita, porque no sé por qué hace un tiempito que los hechizos me vienen fallando...

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