lunes, 2 de junio de 2008

de la pintura y el catalán

Desde acá miro mi último cuadro.
El próximo será uno sobre los niños índigo, la clase es pasado mañana, y la verdad es que no tengo la más remota idea de cómo dibujar niños, y mucho menos acerca de lo que haré finalmente sobre esa tela. El reloj me corre, y mi mente está en blanco.
Esta tarde fui a la clase de catalán; es curioso el ambiente que se genera allí.
Habitualmente, sea el aprendizaje que sea, me siento muy presionada, y en realidad la presión es interna: me autoexijo tanto, que me cuesta lidiar con esos niveles de presión.
En catalán...todo es diferente. Me siento "easy-going", para decirlo en inglés porque no se me ocurre un sinónimo preciso en español. Todo es fácil, todo es relajado...no me importa equivocarme, cosa que, viniendo de mí, es una especie de milagro...Ignoro qué alquimia extraña opera en las clases de catalán, pero lo cierto es que es un placer para el espíritu la clase de dos horas cada quince días. Si fuera más frecuente, sospecho que mi bienestar no disminuiría en lo más mínimo.

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