poema endecasílabo para una noche fría
Las vísceras enanas de la intriga
flagelan un discurso subversivo,
mientras nadie te da, ni aunque lo pidas,
un respiro, una pausa, ni el olivo.
Una suerte de suspenso en miniatura
eleva decibeles en el grito,
y se esconde o se olvida la ternura
detrás del otro vicio, y su garito.
Las trémulas preguntas que te acosan
duermen, de tanto en tanto, en tu regazo.
Y la duda final siempre te roza,
como un fiero presagio del ocaso.
sábado, 25 de agosto de 2007
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