lunes, 16 de julio de 2007

de Agus y adolescentes



Frío en la ciudad, como en todos estos días pasados.

Ayer fui a tomar un café con Agus, después del bochornoso 3-0 que nos metió Brasil.

Descubrí sorprendida que Agus tiene las mismas inseguridades y los mismos miedos que tenía yo a su edad.

¿Será un karma familiar de los hijos mayores,esto de sentirse inadecuados, de valorarse poco, de sentir , siempre, que "tendríamos que hacer algo más", o "ser diferentes", para ser aceptados?

Cuando veo cómo transcurre la adolescencia de mi solcito Agus, y recuerdo también la adolescencia de Juan Cruz, mi otro ahijado querido, que hoy tendría ya 33 años, pero al que una leucemia aguda barrió de mi lado hace mucho, en el '92, me pregunto por qué, chicos tan inteligentes, brillantes, realmente, tienen que pasar por esa desagradable situación de no sentirse plenamente seguros, de no poder pisar con confianza en sí mismos el suelo de sus primeros años de formación real.

Agus sueña con irse a vivir a Estados Unidos. Quizás su futuro esté allá. No lo sé. Pero es evidente que los padres no alcanzan a captar sus necesidades ni sus angustias.

Tengo un imán para los adolescentes. Tal vez mi propia adolescencia, llena de miedos, y de cargadas por parte de mis nada piadosos compañeros, sea el espejo donde se reflejan todas estas almitas luminosas, opacadas por el pesado karma de sentir que no gustan, que no alcanzan, que no.

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