sábado, 14 de julio de 2007

poema

Va un poema:

Por la noche de tus ojos
pasó una ráfaga extraña;
no supe si de sospecha,
de desdén, o de malicia.
Tus manos, como con bronca,
empuñaban la guitarra.
En tu boca, un raro rictus
simulaba una sonrisa.
Y el conjunto...¡ah, el conjunto!
era oscuro vaticinio
de que acaban los tiempos
de dulzura y de cortejo;
entonces miré el espejo,
y vi que se derretía
tu imagen, junto a la mía,
como a la sombra de un duelo.

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