martes, 18 de septiembre de 2007

tarde accidentada

Esta tarde, después de un día sin demasiadas variantes, bueno, en realidad, fui con Marisa a hacer algunas compras, y nada más, esta tarde, decía, me trasladé a pocas cuadras de aquí a dar una clase de inglés.
No es habitual que vaya a domicilio, pero esta, vez, como conocía a la persona que llamaba, que quería que le diera inglés a su madre, acepté.
Una vez allí, me encontré con que la señora en cuestión estaba sorprendidísima: según ella, cuando llegué estaba durmiendo la siesta, y nadie le había dado la noticia de que tendría una clase de inglés.
Así que a los tropezones, con nada de voluntad de su parte, por no decir de mala gana, tuve que darle las cosas básicas que se necesita saber cuando uno viaja al extranjero.
Ya cerca del final, me dijo que el hijo le buscaba todas estas cosas para mantenerla ocupada, pero que no solía preguntar si ella estaba de acuerdo.
No me dieron los pies para "rajar" de allí...

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