miércoles, 2 de enero de 2008

...

No me importa nada que digan que soy ingenua. Que a los cuarenta y pico ya no da para ingenuidades. No me importa nada.
Seguiré asombrándome y curioseando, preguntándome y descubriendo toda mi vida. ¿Para qué cuernos estamos acá, si no es para aprender y disfrutar? ¿Que qué? ¿Que estamos, por ejemplo, para pasar hambre? ¿Para hacer la guerra? ¿Para ganar el pan con el sudor de nuestra frente? Patrañas. Si se repartiera un poco, apenas un poco mejor la torta que disfrutan cuatro o cinco, nadie pasaría hambre, ni haría la guerra, ni "ganaría el pan con el sudor de su frente".
Y nadie agarraría de boluda a una mina como yo, que se cree todo lo que le cuentan y se toma todo a pecho sencillamente porque le cuesta entender que alguien, otro alguien (u otros "álguienes") eche a rodar algo con la mera intención de divertirse barato. Aunque eso implique, por ejemplo, echar a rodar la cabeza de una.

No hay comentarios: