sábado, 19 de enero de 2008

entonces...

Qué puedo decir que no haya dicho ya.
Qué resorte habré de tocar para que suene diferente.
Qué longitud de onda cambiará mi discurso por uno más fresco.
Dónde están las musas que a otros se brindan tan generosamente.
En qué lugar recóndito de mi cerebro habrá quedado oculta la neurona que iniciaría la cadena que pondría en pie de guerra mi creatividad, en esta hora aciaga.
Por qué baúles habré de incursionar para extraer, impoluta, la perla de sabiduría que hará de esta entrada una entrada diferente, huyendo para siempre del malhadado rótulo de "una entrada más".
En qué idioma sugeriré las grafías necesarias para aportar algo nuevo a este reiterativo pandemonium de ¡lugares comunes!
La verdad es...que no lo sé.
De modo que me bato en retirada, con la esperanza de un mejor destino; por ejemplo, el que sin duda me depararán las sábanas cuando me escurra entre ellas a hacer la postergada siesta...
P.D.: Se ruega sinceridad; no me sienta bien el barroco, verdad?

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