lunes, 30 de abril de 2007

crónica de un día cualquiera

Un día de sol en mi ciudad.
Desde la puerta de vidrio de la antigua veterinaria de mi hermano veo pasar gente muy arropada, caras "ocupadas", como de plena jornada laboral.
Un auto rojo estaciona frente a mi puerta.
Acabo de ir a desayunar al bar de enfrente. Pocas mesas ocupadas, como siempre. Parece que en octubre se le termina la concesión al dueño; va a ser triste dejar de contar con ese remanso que es el bar.
Un pájaro que parece una urraca (aunque sería raro que una urraca anduviera por aquí) grazna a grito pelado.
Veo los graffitti de la pared del antiguo Club Centenario, frente a mi casa.
En una hora llega mi alumnita, a desentrañar ecuaciones que la tienen a mal traer.
Es todo por hoy.

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