martes, 13 de marzo de 2007

APOCALYPTICO

Mientras los peces morían, las ballenas agonizaban, las ranas se extinguían...el hombre seguía su camino, absolutamente indiferente.
Fue entonces cuando las lluvias comenzaron a provocar inundaciones, los incendios forestales se esparcieron por doquier, los maremotos y tsunamis amenazaron la vida en la Tierra.
El hombre quiso volver la cuenta atrás.
Se hincó de rodillas, le imploró a un Dios que hasta entonces le había resultado ajeno.
Se rasgó las vestiduras, bajó a todos los santos.
Pero ya era tarde.
Y ni los delfines, ni las ballenas, ni los peces, ni las ranas, pudieron acudir en su auxilio, porque bastante tiempo atrás habían dejado de existir...

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